El tiempo es un recurso limitado cuya distribución refleja decisiones económicas y sociales que inciden en la productividad y el bienestar de las personas. Sin embargo, esta distribución no es igual para todos. La economía del cuidado muestra cómo las mujeres dedican más tiempo al trabajo no remunerado, como las tareas domésticas y de cuidado, lo que reduce su participación laboral y autonomía económica.
La Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT), elaborada por el INEI en 2010 y actualizada en 2024, permite analizar cómo persisten las desigualdades de género en el contexto peruano. Si bien se han registrado algunos avances, estos han sido insuficientes, lo que refleja una brecha de género aún significativa en el uso del tiempo.
Este artículo examina los resultados de ambas encuestas para mostrar cómo la carga desproporcionada de trabajo no remunerado que enfrentan las mujeres limita el esarrollo económico y social. También plantea recomendaciones para una distribución más equitativa del tiempo y las responsabilidades de cuidado.
1. Economía del tiempo y brechas de género
El uso del tiempo es un indicador esencial del bienestar, la autonomía y la inclusión económica. Aunque podría asumirse que es un recurso neutral, su distribución está condicionada por relaciones sociales, económicas y de poder. Esto se refleja en que actividades no remuneradas, como el cuidado, recaen de forma desproporcionada sobre las mujeres.
El análisis del tiempo permite comprender cómo se estructuran las oportunidades y cómo se reproducen desigualdades en la sociedad. Gary Becker fue uno de los primeros economistas en reconocer su valor como insumo económico, al modelar a los hogares como unidades productivas que combinan bienes y tiempo para generar bienestar.
Desde una perspectiva de género, la organización social del tiempo perpetúa desigualdades estructurales. Ribas Mateos (2018) señala que esta distribución refleja relaciones históricas de poder que asignan a las mujeres la mayor parte del trabajo no remunerado, en particular las tareas de cuidado (Consejo Nacional para la Igualdad de Género, 2012). Esta carga limita su inserción laboral, acceso a ingresos y autonomía económica.
Rodríguez (2015) advierte que el cuidado no es solo una necesidad individual, sino un hecho social cuya organización reproduce desigualdades de género, clase y etnia. Reconocer su valor económico implica visibilizarlo y transformarlo mediante políticas públicas que redistribuyan responsabilidades entre Estado, mercado, familias y géneros.
Durán (2012) resalta que el uso desigual del tiempo impacta directamente en la salud, la educación y el acceso a derechos fundamentales. Esquivel (2011) propone, además, un análisis interseccional que considere género, clase y generación. Estas desigualdades no solo son una cuestión de justicia social, sino también un obstáculo para el crecimiento inclusivo, pues reducen la participación de las mujeres en el mercado laboral y desaprovechan el potencial humano de la economía.
En este marco, la economía del tiempo permite visibilizar el papel central de los cuidados en la sostenibilidad de la vida y del sistema económico. Su distribución desigual constituye una expresión de injusticia estructural y una limitación para el desarrollo con equidad. De allí la importancia de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) para comprender cómo estas desigualdades persisten en el Perú.
2. Análisis de los resultados de ENUT 2010 y 2024
El análisis del uso del tiempo revela que la carga de trabajo total, entendida como la suma del trabajo remunerado y no remunerado, no se limita a los días laborables, sino que se extiende también a los fines de semana.
Como se observa en el gráfico 1, si bien hombres y mujeres reducen sus horas de trabajo durante el sábado y el domingo, esta disminución no es igual para ambos. Los varones reducen su carga en 1.83 horas el sábado y 2.01 horas el domingo, mientras que en las mujeres la disminución es menor: 0.44 horas el sábado y 1.52 horas el domingo. Esto evidencia que las mujeres mantienen una mayor carga de trabajo incluso en los fines de semana, principalmente debido a las tareas domésticas y de cuidado.
Gráfico 1: Trabajo total ocupado y no remunerado en horas - 2024
Fuente: INEI (2025). Elaboración propia.
En términos generales, las mujeres dedican más tiempo al trabajo total (ocupado y no remunerado) que los varones. La diferencia, que es de 0.28 horas durante los días de semana, se amplía a 0.67 horas los sábados y a 1.57 horas los domingos. Considerando toda la semana, esto representa una diferencia acumulada de aproximadamente 3.6 horas semanales, lo que refleja una carga desigual en la distribución del tiempo entre mujeres y varones.
En cuanto al trabajo total, la diferencia a favor de los varones es de 2.12 horas. Sin embargo, al observar solo el trabajo no remunerado, se evidencia una brecha de casi tres horas diarias que recae sobre las mujeres, confirmando la fuerte concentración femenina en las actividades domésticas y de cuidado dentro del hogar.
Por otro lado, las actividades personales como dormir, alimentarse, asearse o descansar ocupan más del doble del tiempo destinado al trabajo. En este ámbito, los varones dedican en promedio 47 minutos diarios más que las mujeres.
El análisis del gráfico 2 muestra que esta división del tiempo responde a factores estructurales y culturales. Los hombres participan más en el trabajo remunerado porque las normas sociales tradicionales los han ubicado como principales proveedores económicos, mientras que las mujeres han sido asignadas al rol de cuidadoras y responsables del hogar. A ello se suma la falta de servicios públicos de cuidado, la escasa corresponsabilidad de los varones en las tareas domésticas y la limitada implementación de políticas laborales que promuevan una distribución equitativa del tiempo, lo que perpetúa esta desigualdad.
Gráfico 2: Día de la semana en horas 2010- 2024
Fuente: INEI (2025). Elaboración propia.
Como muestra el gráfico 3, los datos en términos porcentuales, refuerzan esta diferencia. En el caso de los varones, el 80.10% del tiempo que destinan al trabajo corresponde a actividades remuneradas, mientras que solo él 19.90% se dedica al trabajo no remunerado. En contraste, las mujeres distribuyen su tiempo de forma más equilibrada: el 55.37 % corresponde al trabajo remunerado y el 44.63 % al no remunerado. Esta proporción evidencia con mayor claridad la desigualdad en la carga de trabajo no remunerado que enfrentan las mujeres en comparación con los hombres.
Gráfico 3: Tiempo de trabajo en ocupación y no remunerado en hombres y mujeres
Fuente: INEI (2025). Elaboración propia.
Para comprender la evolución en el uso del tiempo, resulta relevante comparar los resultados de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) del año 2010 y 2024, lo que permite observar los cambios producidos en un período de casi 15 años.
El análisis comparativo muestra que el tiempo total de trabajo en los días de semana se incrementó ligeramente para ambos sexos. En el caso de los varones, aumentó de 8.07 a 8.41 horas (una variación de 0.34 horas), mientras que en las mujeres pasó de 8.16 a 8.93 horas, con un incremento de 0.77 horas. Esta última cifra representa más del doble de aumento en comparación con los varones, lo que indica que las mujeres continúan asumiendo una mayor carga laboral total.
Gráfico 4: Horas de trabajo en días de semana
Fuente: INEI (2025). Elaboración propia.
En cuanto al trabajo remunerado, los varones experimentaron un aumento de 0.34 horas, mientras que las mujeres incrementaron 0.88 horas. A pesar de esta mejora relativa, persiste una fuerte desigualdad: las mujeres continúan realizando una proporción significativamente mayor de trabajo no remunerado, lo que se traduce en una carga total más alta y en menos tiempo disponible para descanso o desarrollo personal.
Este lento avance en la reducción de las brechas se explica por factores estructurales que permanecen vigentes. La división sexual del trabajo, que asigna de manera tradicional a las mujeres el rol principal en las tareas domésticas y de cuidado, sigue siendo una norma cultural arraigada (CEPAL, 2021). Además, la insuficiente corresponsabilidad en el cuidado entre el Estado, el mercado y los varones perpetúa estas desigualdades: el Estado no garantiza una oferta adecuada de servicios públicos de cuidado, el mercado no desarrolla políticas laborales que favorezcan la conciliación, y los varones asumen de manera limitada las tareas domésticas y de cuidado (Esquivel, 2011; ONU Mujeres, 2020). También influyen las limitadas políticas laborales que promuevan licencias parentales equitativas, jornadas flexibles y entornos laborales corresponsables.
En cuanto a las brechas entre varones y mujeres en el mismo periodo, para labores remuneradas, disminuye de 2.66 a 2.12, mostrando una variación de 0.54 horas, algo más de 30 minutos, que probablemente en su evaluación económica tendría un efecto significativo.
Gráfico 5: Tiempo de trabajo remunerado durante los años 2010 y 2024
Fuente: INEI (2025). Elaboración propia.
En cuanto al uso del tiempo no remunerado, ésta continúa siendo de ocupación importante de las mujeres, que en el periodo de la encuesta disminuye ligeramente en 0.39 horas, mientras que en los varones, prácticamente se mantiene igual, dado que apenas disminuye en 0.06, que resulta siendo insignificante.
En el caso de los fines de semana, el trabajo no remunerado femenino disminuye en 0.96 horas, a diferencia del tiempo de los varones, que se mantiene igual, dado que su disminución resulta sumamente pequeña, 0.09.
Ahora, en la relación de trabajo no remunerado los fines de semana, entre varones y mujeres, la brecha de 3.31 horas registrado en el 2010, se incrementa a 3.61 horas, dando cuenta que el uso del tiempo en labores no remuneradas se mantiene igual e inclusive incrementando.
Gráfico 6: Tiempo de trabajo no remunerado en días de semana y fines de semana
Fuente: INEI (2025). Elaboración propia.
El uso del tiempo entre varones y mujeres continúa mostrando una distribución desigual, desfavorable para las mujeres. Si bien en el periodo analizado se observa un avance significativo en su participación en el trabajo remunerado, las tareas no remuneradas siguen recayendo mayoritariamente sobre ellas, sin registrar una reducción sustancial en su carga. Esta persistencia refleja la lenta transformación de los patrones estructurales de organización social del cuidado.
3. Análisis económico de la persistencia de brechas
A partir de la evidencia recogida en la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) de 2010 y 2024, es posible identificar impactos significativos en la economía individual, familiar y, en una escala mayor, en el desarrollo del país. Si bien tanto varones como mujeres reducen su carga laboral durante los fines de semana, los hombres lo hacen en una mayor proporción. Esto significa que las mujeres mantienen una carga total de trabajo más elevada, incluso en días que deberían destinarse al descanso o al ocio, afectando su capacidad de recuperación física y mental. Esta situación tiene efectos concretos en su bienestar, pero también en su productividad en el empleo remunerado y en sus oportunidades de acceso a trabajos de calidad.
La carga de trabajo no remunerado asumida por las mujeres repercute directamente en su participación en el mercado laboral formal. Las largas jornadas domésticas y de cuidado dificultan la disponibilidad de tiempo para empleos con horarios más estructurados o de mayor responsabilidad, lo que puede derivar en una mayor informalidad, jornadas parciales involuntarias o subempleo.
Los resultados de la ENUT muestran que, aunque la participación de las mujeres en el trabajo remunerado ha crecido más que la de los varones entre 2010 y 2024, el cierre de la brecha sigue siendo muy lento. Al ritmo actual, se necesitarían aproximadamente 55 años para eliminarla completamente.
El trabajo no remunerado, mayoritariamente realizado por mujeres, es esencial para el funcionamiento de la economía. Sin estas labores, muchas actividades productivas serían inviables. Diversas estimaciones, como las del INEI (2021), calculan que el valor económico de estas tareas podría representar hasta un 20% del Producto Bruto Interno (PBI).
Un ejercicio hipotético de valoración económica permite dimensionar su impacto: si se considera una reducción de 30 minutos diarios en el trabajo no remunerado de las mujeres entre 2010 y 2024, y se estima una jornada laboral de ocho horas remunerada a 40 soles por hora, el ahorro de tiempo representaría un ingreso equivalente de 75 soles mensuales por mujer. Considerando una población aproximada de 14 millones de mujeres mayores de 18 años en el país (INEI, 2023), este cambio implicaría una contribución agregada cercana a los 13,000 millones de soles anuales. Esta cifra da cuenta del enorme valor económico oculto en las labores de cuidado y subraya la urgencia de redistribuirlas más equitativamente entre hombres, mujeres, el Estado y el mercado.
Conclusiones
El análisis comparativo de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) 2010 y 2024 revela que, si bien ha habido avances en la visibilización del trabajo no remunerado, las brechas de género en la distribución del tiempo persisten de forma significativa. Las mujeres siguen dedicando muchas más horas al trabajo no remunerado que los varones, incluso cuando también participan en el mercado laboral. Esta doble carga limita su acceso a empleos de calidad, reduce su autonomía económica y afecta negativamente su bienestar y productividad.
Uno de los principales hallazgos es que la brecha en el tiempo destinado al trabajo remunerado entre hombres y mujeres se ha reducido apenas 0.54 horas en 14 años. A este ritmo, alcanzar la equidad tomaría alrededor de 75 años. Asimismo, las mujeres continúan realizando en promedio tres horas más diarias de trabajo no remunerado que los hombres. Aunque han incrementado su participación en el trabajo remunerado, esto no ha estado acompañado de una redistribución equitativa de las responsabilidades domésticas y de cuidado, sino que ha resultado en una intensificación de su carga total de trabajo.
Estas brechas son más que una cuestión de tiempo: constituyen un obstáculo estructural para el desarrollo económico inclusivo y sostenible. El trabajo no remunerado, en su mayoría realizado por mujeres, sostiene la economía productiva, pero no es reconocido ni valorado adecuadamente. Esta falta de reconocimiento perpetúa desigualdades de género al restringir la autonomía económica de las mujeres, reducir sus oportunidades de acceder a empleos de calidad y mantenerlas en una posición de desventaja frente a los varones.
Recomendaciones
Frente a esta situación, es fundamental avanzar hacia una reorganización social del cuidado que permita una distribución más justa de las responsabilidades. Entre las políticas clave se encuentran:
Promover la corresponsabilidad en el hogar, mediante campañas de sensibilización y educación desde edades tempranas.
Expandir la infraestructura pública de cuidado, como guarderías, centros de cuidado infantil y servicios para personas mayores, especialmente en zonas rurales y urbano-marginales (CIES, 2022).
Fomentar políticas laborales más flexibles y corresponsables, que incluyan licencias parentales compartidas, horarios laborales adaptables y modalidades de trabajo remoto.
Incorporar el valor del trabajo no remunerado en las cuentas nacionales, como recomienda la CEPAL (2021), para visibilizar su aporte al PBI y fundamentar decisiones de política económica con enfoque de género.
Referencias
CEPAL. (2021). Valorización económica del trabajo no remunerado de los hogares. https://www.cepal.org/sites/default/files/presentations/valorizacion-economica-trabajo-no-remunerado-hogares-cepal-2021.pdf?utm_source=chatgpt.com
CIES. (2022). Diagnóstico sobre la oferta y demanda de servicios de cuidados en el Perú. Consorcio de Investigación Económica y Social CIES. https://cies.org.pe/investigacion/diagnostico-sobre-la-oferta-y-demanda-de-servicios-de-cuidados-en-el-peru/
Durán, M. (2012). El trabajo no remunerado en la economía global. https://digital.csic.es/bitstream/10261/76517/3/Duran_Trabajo_No_Remunerado.pdf
Esquivel, V. (2011). (PDF) LA ECONOMÍA DEL CUIDADO EN AMÉRICA LATINA: Poniendo a los cuidados en el centro de la agenda. ResearchGate. https://www.researchgate.net/publication/308984949_LA_ECONOMIA_DEL_CUIDADO_EN_AMERICA_LATINA_Poniendo_a_los_cuidados_en_el_centro_de_la_agenda
INEI. (2010). Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2010. https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib0960/Libro.pdf
INEI. (2024). Encuesta Nacioanl de Uso del Tiempo: ENUT 2024 Principales Resultados. https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/7838198/6610655-encuesta-nacional-de-uso-del-tiempo-2024-principales-resultados.pdf
Ribas Mateos, N. (2018). Gender Development and Globalization: Economics as if All People Mattered. REIS: Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 161, 169-173.
Rodríguez, C. (2015). Economía feminista y economía del cuidado. Aportes conceptuales para el estudio de la desigualdad | Nueva Sociedad. Nueva Sociedad | Democracia y política en América Latina. https://nuso.org/articulo/economia-feminista-y-economia-del-cuidado-aportes-conceptuales-para-el-estudio-de-la-desigualdad/